miércoles, octubre 25, 2006

Siempre sabré que existen secuelas



- "Quiero ver una película buena"
- Buena es un concepto extremadamente amplio. ¿Qué tipo de "buena" anda buscando?
- Algo que haga reir, que tenga balas y donde participen chiquillas lindas. Ah, y además que la protagonice un actor conocido, y para más remate que sea Estreno. ¿Está claro?

Trabajo en un local de Blockbuster, y eso es parte de la rutina del empleado. Lógicamente no todos los clientes son así, pero es fácil identificar cuando sí lo son. En general, la persona que va a arrendar una película no tiene idea que chucha va a llevar, y el que sí la tiene, termina llevando otra.
Aquí va el caso

El tipo andaba buscando películas de suspenso. Con harta sangre y que fueran verosímiles. Arrogamente decía que las había visto todas. Difícil que las películas con cantidades sobrehumanas de sangre sean verosímiles. Pero bueno, continué brindándole mi ayuda acompañado de la consigna "el cliente siempre tiene la razón".
Ante tan exigente petición (y su arrogancia de haberlas visto todas) le pregunté si es que podíamos cambiar las categorías exigidas, y me dijo "por supuesto, es por eso que sale atrás de tu polera, Estoy Para Ayudarte, ¿no?". Sonreí irónicamente, puesto que no acostumbro a usar esa ropa con estampas "filántropicas", y le fui a buscar los dos títulos que más he recomendado durante mi estadía en Blockbuster: V de Venganza y Un Plan Perfecto. No sé por qué pero cada vez que me piden una película buena digo alguna de esas dos, siendo que las vi hace mucho tiempo y después de eso he visto otras buenas. Filo.
La cuestión es que el cliente no se contentó con mi selección. En ese momento lo dejé por su cuenta que eligiera y me acerqué a otro sujeto. No pasaron ni dos minutos cuando el cliente exigente volvió a acecharme. Haciendo un gesto con la cabeza me indicó un título que no alcancé a divisar por mi ceguera. "¿Y ésa, qué tal es?. Siempre sabré lo que hicieron el verano pasado", me dijo. Me quedé pensando en qué decirle. Si le respondía buena estaría yendo contra mis principios cinéfilos de que las secuelas generalmente son malas. Y con mayor razón si se trataba de un filme de terror. Y si le decía mala, correría el riesgo de que el cliente no arrendara nada y se marchara a su casa, lo que jugaría en contra mi desempeño en la tienda. Con este pequeño dilema enfrente, di una media vuelta para pensar en mi respuesta. Y, Sorpresa!! Tenía justo al frente mío la carátula de El Juego del Miedo (Saw, 2004), esa joyita de terror/suspenso que invadió las tiendas Blockbuster hace unos meses. Se la mostré al tipo y me miró con fijación, diciéndome: "¿Tú crees que me la perdí?. Te aseguro que fui la primera persona que la arrendó en este local". Sin darme por vencido le dije: "¿Y vio la secuela?". "No", me dijo. Salí corriendo a buscársela. Sólo una copia quedaba. "Por fin", me dije. "Siempre sabré que existen secuelas"